Mas vale tarde que nunca

Debería haber hecho esto antes, pero lo olvidé... el resto de comentarios fierreros que se me han ocurrido u ocurran en el futuro estan en mi otro blog.

Viene bien cerrar este espacio hoy, en un nuevo aniversario de la muerte de Rindt. 39 años ya...

A treinta años de aquel día

Hoy se cumplen treinta años del accidente fatal mas bizarro que yo recuerde, y del que haya visto imágenes.

El 5 de Marzo de 1977, durante la vuelta 22 del Gran Premio de Sudáfrica de Fórmula Uno, el Shadow de Renzo Zorzi se detuvo en la recta principal del circuito. Hubo un principio de incendio en la máquina del italiano, lo que motivó que cruzaran la pista dos bomberos portando matafuegos.

A su vez, por la recta avanzaban a plena velocidad varios autos, entre estos el compañero de equipo de Zorzi, el galés Tom Pryce, quien por los desniveles de la pista no vió a tiempo a los bomberos que cruzaban.

Uno de los dos bomberos, Jansen Van Vuuren de 18 años, fue atropellado por el Shadow de Pryce aproximadamente a 260 Km/h, con tan mala fortuna que el matafuegos que portaba le impactó en la cabeza al galés, destrozándosela y causándole la muerte en el acto.

El Shadow siguió su marcha con el piloto muerto en su interior, impactando al Ligier de Jacques Laffite al llegar a la primera curva. Ambos autos terminaron contra el paredón.

Thomas Maldwyn Pryce forma parte de lo que los británicos llaman "La generación perdida" junto con Tony Brise (muerto en un accidente de aviación en 1975) y Roger Williamson (fallecido durante el Gran Premio de Holanda de 1973), de pilotos que hubiesen podido ser campeones del mundo.

Un domingo como este

Durante la década del setenta, un domingo de enero como el de hoy correspondía al Gran Premio de la República Argentina de Fórmula Uno. Luego y quince días después se corría el de Brasil.

A veces los equipos ensayaban desde varios días antes, era una fiesta saber que la máxima categoría del automovilismo se estaba desarrollando en nuestro país.

Los pilotos, en su mayoría paraban en el Sheraton. Se sacaban fotos sin ningún problema y la revista Corsa organizaba su asado al que invitaba a pilotos y mecánicos de diferentes equipos. Siempre comentaban que los europeos alababan nuestra carne (por supuesto) pero que cuando les acercaban las morcillas, rara vez querían.

La foto corresponde al Gran Premio de 1979, se observa el Ligier JS9 piloteado por Jacques Laffite, saliendo de la horquilla corta, pasando por la chicana y encarando la recta principal. Esa carrera la gano él, habiendo salido segundo el Lole en su debut en el equipo Lotus.

Qué lástima que ya no lo tengamos... quien sabe cuando lo volveremos a recuperar.

Il Matto

Eso significa "el loco" en italiano. Así lo bautizaron a Carlos Pairetti un día de la década del setenta en el que, corriendo en Europa, armó un desparramo bárbaro en una largada, dejando varios autos fuera de carrera.
Don Juan Manuel Fangio, que era su director deportivo, hizo uno de sus quirúrgicos comentarios cuando se le quejaban por lo que Pairetti había hecho. Simplemente respondió "Accidentes tienen los que aceleran. A los que van despacio nunca les pasa nada"
Genial

Con Reutemann en Mónaco

Encontre en YouTube este pequeño video on board del Lole en Mónaco 1974. Debe ser el único de estas características.

Esta girando con el que fué para muchos (entre los que me incluyo) "el auto" del Lole, el blanco Brabham BT 44 n° 7.

Escuchen también como sonaba el viejo motor Cosworth, y observen el movimiento (ahora curioso) que tenía que hacer el piloto para pasar los cambios.

A 25 años

Hoy hace veinticinco años de la mayor tristeza deportiva que me tocó vivir.

Aquella vez que el Lole Reutemann perdió en el Gran Premio de EE.UU. en Las Vegas el título mundial por un punto frente a Nelson Piquet.

Pucha digo, me sigue doliendo como aquel día.

Jochen Rindt

Hoy se cumplen 36 años de la muerte de Jochen Rindt.

A raiz del accidente que le costó la vida al austríaco, Colin Chapman fue criticado duramente acerca de la seguridad de sus autos. En apariencia, la rotura de un elemento de suspensión provocó que Rindt perdiera el control de Lotus y se incrustara contra el guard rail en la entrada a la curva parabolica del circuito de Monza.

El puntaje que había alcanzado no pudo ser descontado por sus rivales, y así fue que se consagró como el primer (y por suerte único) Campeón Mundial post mortem.